LA PROCESIÓN II

 

 … las campanas de la iglesia mayor, la de San José y la de la Antigua, llamaban a procesión.

Sembrando la curiosidad de todos, pasaron el alcalde y la alcaldesa. Iban de tiros largos. Graves, solemnes, escoltados de guardas rurales que abrían paso… 

… A las puertas de la ermita de la Antigua se apiñaba la muchedumbre, apretujándose, protestando, agitándose en ondulaciones torpes de oruga. Devotos de la Virgen, con sus escapularios y sus velas. Mujeres del campo descalzas, que habían de seguir la ruta de la procesión martirizándose en virtud de alguna promesa. Mendigos haraposos, mostrando entre harapos mugrientos sus llagas y balbuciendo en tono quejumbroso salmodias lastimeras. Vendedores que pregonaban sus mercancías hasta enronquecer, ofreciéndolas a precios verdaderamente asombrosos. 

En la «tienda de campaña», situada sobre la fachada de la casa de Jaime Burgueño, tomaban posiciones las gentes acomodadas.

 … «Estopiya» y Sarvaó el sereno lanzaron al aire numerosos cohetes. Las campanas de la iglesia Mayor, de San José y de la Antigua redoblaron sus repiques con más furia; y silenciosa, imponente, apareció en la «calle del Llano» la procesión. Rompía marcha el estandarte azul de la Hermandad de la Virgen. Seguíanle después los fieles, en dos hileras, con las hachas encendidas. Los hombres iban serios, las matronas graves, las «mositas» risueñas. Y sobre su trono de plata, que brilló al sol de la tarde con fulgores de Custodia, sonriendo al Niño en sus brazos, la Virgen morena y andaluza, la Patrona de Villa-Genil, hizo su aparición en hombros de los «manijeros». La banda de música, dirigida por el maestro «Tostao», entonó la Marcha Real, y una nutrida salva de aplausos ahogó los gritos de la muchedumbre. Sobre el trono cayeron avellanas y peladillas. Un feriante devoto saludó a la imagen, besando el suelo y gritando con todos sus pulmones de creyente:

 ̶ ¡Viva la Vinge de la Piedá! 

Y la multitud lo repitió frenética, llena de entusiasmo, posesa de fervor místico.

 …A la entrada de la calle Real, donde el público era más nutrido, se desencadenó una verdadera tempestad de aplausos. De los graneros arrojaron trigo; de los balcones, flores. Las señoritas genileñas se arrodillaban teniendo caras de Dolorosas. Seguía después la procesión silenciosa, serpenteando a lo largo de la calle encosterada. Cantaban las devotas endechas a María, y sus voces atipladas flotaban en el ambiente de la tarde tranquila y diáfana, invitando al recogimiento… 

EL AMO (Luis de Castro)

 

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Luis de Castro Gutiérrez nació el 27 de abril de 1888 en la localidad cordobesa de Iznájar. Disfrutó de gran prestigio literario en el Madrid de principios del siglo XX, perteneciendo a la “juventud intelectual” que deambulada por la capital de España, colaborando en la prensa periódica de la época en medios como el diario El Correo Español —de cuya redacción formó parte—, La Nación, La Esfera, ABC, Blanco y Negro, La Tribuna, y otros diarios madrileños.

Fallecido en Madrid el 13 de diciembre de 1973, sería enterrado en el cementerio de la Almudena.

OBRAS DESTACADAS:

Rosa Mística: novela (1914)

Modistas y estudiantes (1914)

La voluntariosa: novela original (1915)

Los diputados en broma (semblanza en verso) (1915)

Los colaboradores del Káiser (1916)

El amo: novela de la vida andaluza (1922)

El juglar de Castilla (zarzuela)

PUBLICACIONES LOCALES:

El amo: novela de la vida andaluza (1999).- Introducción, edición y notas de Manuel Galeote y Antonio Cruz Casado.- Ayuntamiento de Iznájar y Diputación de Córdoba.