LA ENCOMIENDA

El amo entró en el casino. Al verlo, todos le ofrecieron su asiento, pero él lo rehusó pretextando quehaceres urgentes. Entró de largo en el mostrador, donde Tobalo, el conserje, le sirvió una copa de Jerez y salió por la puerta baja, tomando la calle del Hospital. Al verse en la «Plaza de los Hierros», se detuvo un momento, mirando con desconfianza todas las bocacalles que allí afluían, y cerciorado de que nadie le espiaba, subió por «Los Arcos» hasta el cementerio. La obscuridad por aquel paraje era más densa. Ante la «Losa» se detuvo a echar un cigarro. Por los paredones que daban al camino viejo sonaron pisadas. 

– ¿Ere tú, Felipiyo? interrogó… en tono bajo y voz temblona. 

– Yo soy, amo. 

– Güeno —dijo… tras una pausa breve. Er méico nuevo… e[s] un mar bicho. Ma ofendío a mí y ha ofendío a mi hijo Antonio. E[s] presiso… matalo. 

– ¡Matalo! —repitió Felipiyo aterrorizado. 

– … Sí. Iguá que toos esos esagraesíos. En tanto comes de mi pan sin espoisión, güeno. Pero en que hay que probá er agraesimiento, que me rastren, ¿no? 

El zagalón bajó la vista al suelo y permaneció callado sin saber qué decir. En sus ojos grandes y tiernos había una angustia infinita. Y como prueba de fidelidad, echándose a los pies, intentó besarle las manos. 

– Quita de ahí, ¡cobarde! – grito el amo, dándole un empujón que le hizo rodar por el suelo. 

– ¡Amo! ¡Amo! —lamentó Felipiyo. … ¡Pero matá un hombre que ná ma jecho!… 

– ¿Pero no ma jecho a mí? ¿Y tú no me quies como si juea tu…? No hay tiempo que perdé. ¿En qué queamo? 

– En que lo jaré, amo —dijo enérgicamente Felipiyo. 

– Así lo esperaba yo de ti. A las onse de esta noche, como de toas, bajará er méico, ese creminá, der castiyo. Er sitio e[s] de primera. La hora, ni pintá… 

… Sigilosamente echó a andar el amo por «Los Arcos» abajo, y tras la sombra de Felipiyo que desaparecía, por la puerta baja del cementerio, cauteloso, arrastrándose como un reptil, se vio el bulto de un hombre que le seguía… 

 

EL AMO (Luis de Castro)

 

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Luis de Castro Gutiérrez nació el 27 de abril de 1888 en la localidad cordobesa de Iznájar. Disfrutó de gran prestigio literario en el Madrid de principios del siglo XX, perteneciendo a la “juventud intelectual” que deambulada por la capital de España, colaborando en la prensa periódica de la época en medios como el diario El Correo Español —de cuya redacción formó parte—, La Nación, La Esfera, ABC, Blanco y Negro, La Tribuna, y otros diarios madrileños.

Fallecido en Madrid el 13 de diciembre de 1973, sería enterrado en el cementerio de la Almudena.

OBRAS DESTACADAS:

Rosa Mística: novela (1914)

Modistas y estudiantes (1914)

La voluntariosa: novela original (1915)

Los diputados en broma (semblanza en verso) (1915)

Los colaboradores del Káiser (1916)

El amo: novela de la vida andaluza (1922)

El juglar de Castilla (zarzuela)

PUBLICACIONES LOCALES:

El amo: novela de la vida andaluza (1999).- Introducción, edición y notas de Manuel Galeote y Antonio Cruz Casado.- Ayuntamiento de Iznájar y Diputación de Córdoba.