LLAMANDO A MISA

 

La voz recia de Quintana, el popular vendedor ambulante, atronó las calles genileñas anunciando su mercancía: 

– Pepinos, tomates, papas, berenjenas, juías y lechugas frescas [d]e Loja, quién mercaaa… 

Los hortelanos recogían sus puestos del mercado de Abastos. La «Fandila» suspendía hasta la siguiente mañana la fabricación de sus sabrosos buñuelos y sus excelentes «tejeringos» que tanta fama le dieran, y atado en la reja de Ferreira el comerciante, relinchó el caballo tordo de «Juani» el molinero. 

En la torre de la iglesia mayor sonó la campana «gorda» llamando a misa. Volaron las golondrinas a ras de tierra. En la esquina de «Mamá Dolores» gritaban los vendedores de alcauciles: 

– Arcausiles, muchachos… ¡Anda y véee!… 

Y por las «Cuatro esquinas», orondo, lúcido, sonriente, apareció el Vicario con su sombrilla morada. Ante la casa de don Alfonso se detuvo, preguntando desde la puerta: 

-¿Y er amo? 

—Bien, señó Vicario —gritó una voz desde dentro, femenina, agradable y fresca. —Pero ¿no pasa asté? 

—No. Yevo prisa, Dolorsita. 

̶ Pue Arfonso salió esta mañana bien temprano. 

̶ ¿Adónde? 

̶ A la «Selada». Lo yamaron con mucha urgensia. 

̶ Má vale así… Digo, no vale así, poque habrá sido para angún enfermo…. 

… —Pero ¿no pasa asté siquiera un ratiyo? 

—No puedo. Hay que cumplí con er debé. 

… La campana de la iglesia dio el segundo toque. El Vicario, viendo la insistencia amable, apeló al testimonio de la campana: 

—Ademá, éste e[s] er segundo «sino». 

—¿Y eso qué? Un minutiyo. 

—No. Lo que descanse aquí, luego lo tengo que adelantá yendo aprisa… Y esa cuesta de «Los Arcos» me mata. 

—Ya está aquí Arfonso —dijo Dolores al oír el trote de un caballo. 

Los dos miraron hacia la «Puerta de la Muela». Era, efectivamente. 

—¿Lo ve como era? 

—Sí, sí. Y qué raro. Lo conose asté hasta en er trote de un cabayo que no e[s] er suyo. 

Don Alfonso descendió de la montura a toda prisa y saludó al Vicario tendiéndole lealmente una mano… 

 

EL AMO (Luis de Castro)

 

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Luis de Castro Gutiérrez nació el 27 de abril de 1888 en la localidad cordobesa de Iznájar. Disfrutó de gran prestigio literario en el Madrid de principios del siglo XX, perteneciendo a la “juventud intelectual” que deambulada por la capital de España, colaborando en la prensa periódica de la época en medios como el diario El Correo Español —de cuya redacción formó parte—, La Nación, La Esfera, ABC, Blanco y Negro, La Tribuna, y otros diarios madrileños.

Fallecido en Madrid el 13 de diciembre de 1973, sería enterrado en el cementerio de la Almudena.

OBRAS DESTACADAS:

Rosa Mística: novela (1914)

Modistas y estudiantes (1914)

La voluntariosa: novela original (1915)

Los diputados en broma (semblanza en verso) (1915)

Los colaboradores del Káiser (1916)

El amo: novela de la vida andaluza (1922)

El juglar de Castilla (zarzuela)

PUBLICACIONES LOCALES:

El amo: novela de la vida andaluza (1999).- Introducción, edición y notas de Manuel Galeote y Antonio Cruz Casado.- Ayuntamiento de Iznájar y Diputación de Córdoba.