MIRADA DESDE EL PASEO
El paseo genileño era como un mirador desde el que se dominaba toda la pintoresca vega del Genil. Los verdes olivares de «Montenegro», las espesuras forestales de «La Isla» y las ingentes sierras de «Los Barrancos».
Por las tardes del verano se acogían a la sombra de las acacias los chiquillos y los viejos. Aquéllos, para cazar aviones y jugar al «marro»; éstos, para hablar de las faenas del campo, de los chismorreos locales y hasta de política, si se terciaba.
La placidez de los días claros y tranquilos ponía en los rostros ajados por los años pasajeros ramalazos de vida. Cada verano se echaba de menos algún contertulio que no pudo resistir los embates crueles del invierno.
… El grupo de los viejos se congregaba bajo la dirección de «Er Cantito», un hombre bajito y rechoncho, de aspecto simpático.
– Güena sebá ha cogío este año Ferreira —dijo «Er Cantito» viendo subir por la «Puerta de la Muela» los mulos cargados con los costales de la era.
– Mejó la ha cogío Frasquito Tambó —añadió otro viejo.
– No diga asté eso, compae. Antes de segala pasé yo po ayí…
… – Lo «Er Beserro» es otra cosa. No hay comparansa. Es la misma tierra que lo mío der «Jachuelo».
– Po lo de asté der «Jachuelo» e[s] batante maliyo…
_ ¿Maliyo?… Po la parte de ayá no digo, pero po[r] la de acá e[s] superió[r].
… Por la carretera, fresco, gordo, sonriente, apareció el Vicario, bajo su sombrilla morada. Gracias a esta aparición pudo «Er Cantito» salir del atolladero diciendo:
– Po ayí va er Vicario. Vaya una burra que se ha mercao. Güena burra. ¿Verdá asté, compae?
… Detrás del Vicario avanzaba la pareja de la guardia civil trayendo un preso. Venía éste con la cabeza baja, atado codo con codo fuertemente. Los chiquillos, encaramándose en las barandillas del paseo, gritaron:
– ¡Un preso! ¡Un preso!
… Las campanas de la iglesia tocaron la oración. Los viejos fueron desfilando. El sol era rojo tras los montes. Volaron los aviones a ras de tierra, con sus chillidos locos. El ambiente esenciero derramaba sobre el crepúsculo los aromas de los rosales y de los vergeles, y a lo lejos sonó el eco del caracol de los segadores que volvían de la siega en los campos marcheneros…
EL AMO (Luis de Castro)
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Luis de Castro Gutiérrez nació el 27 de abril de 1888 en la localidad cordobesa de Iznájar. Disfrutó de gran prestigio literario en el Madrid de principios del siglo XX, perteneciendo a la “juventud intelectual” que deambulada por la capital de España, colaborando en la prensa periódica de la época en medios como el diario El Correo Español —de cuya redacción formó parte—, La Nación, La Esfera, ABC, Blanco y Negro, La Tribuna, y otros diarios madrileños.
Fallecido en Madrid el 13 de diciembre de 1973, sería enterrado en el cementerio de la Almudena.
OBRAS DESTACADAS:
Rosa Mística: novela (1914)
Modistas y estudiantes (1914)
La voluntariosa: novela original (1915)
Los diputados en broma (semblanza en verso) (1915)
Los colaboradores del Káiser (1916)
El amo: novela de la vida andaluza (1922)
El juglar de Castilla (zarzuela)
PUBLICACIONES LOCALES:
El amo: novela de la vida andaluza (1999).- Introducción, edición y notas de Manuel Galeote y Antonio Cruz Casado.- Ayuntamiento de Iznájar y Diputación de Córdoba.