La Aldea de El Jaramillo es un extenso territorio, situado al norte del término municipal de Iznájar, donde se dispersan casas y cortijos entre olivares, en un terreno muy accidentado, y con una concentración de casas, en las estribaciones de las Sierras Subbéticas, dominando los arroyos Solerche y Hurtado, que recibe el nombre de Lorite.
El origen del topónimo Jaramillo parece que procede del nombre de la planta jara o del jaramago.
Por la Aldea discurre el cauce del arroyo Solerche lo que hace que, al igual que en las demás Aldeas que se encuentran junto a los cauces de los arroyos, exista un rico ecosistema, en el que destaca una rica flora, con una gran variedad de plantas como la pamplina, el llantén, la zaragatona, el lirio de tonalidades amarillas y blancas, las lentejas y azucenas de agua, o los álamos y cañaverales.
Entre los elementos de la arquitectura popular más destacados en la Aldea se encuentran distintas fuentes públicas, como la «Fuente de los Peñones» y la «Fuente de los Simones». Situada en la parte más baja de la Aldea, aprovechando la confluencia de las aguas de los arroyos Solerche y Hurtado, en un paraje de singular belleza, se encuentran la Fuente y el Lavadero Público de Lorite, que en otros tiempos eran usados por las mujeres, que venían a lavar la ropa y a llenar los botijos y vasijas para abastecer el consumo doméstico. Estas fuentes y lavaderos representan los modos de vida y la historia sociocultural de Iznájar y sus Aldeas, y nos muestra cómo era la existencia cotidiana de sus habitantes, dejando patente desde el punto de vista etnográfico la importancia de las actividades agroganaderas y sociales, desarrolladas en otros tiempos no demasiado lejanos.
Como aspecto cultural y tradicional que perdura en la aldea destaca la «matanza» del cerdo, fiesta familiar y de vecindad, que tiene lugar durante el último mes del año.