Hoy, 11 de marzo, se ha celebrado una concentración silenciosa a las puertas del Ayuntamiento de Iznájar con motivo del vigésimo aniversario de los atentado de Madrid.
El 11 de marzo de 2004 España vivió el peor atentado terrorista de su historia y el segundo más devastador sufrido en suelo europeo. Entre las 7:36 h y las 7:40 h de la mañana los españoles nos despertamos escuchando el ruido atronador de explosivos de goma 2 y los gritos desgarradores de miles de personas inocentes, que, a hora punta, usaban los trenes de cercanías para ir a sus trabajos, a sus estudios o a cualquier quehacer de la vida cotidiana de quienes viven y sostienen un país.
En apenas unos minutos, 10 bombas explotaron simultáneamente -otras tres fueron detonada antes- en el interior de los vagones de diversas estaciones de Madrid; esos escasos minutos bastaron para sesgar la vida de casi doscientas personas y más de 2000 heridos, 100 de los cuales acabaron con un grado de incapacidad física tan elevado, que los inhabilitó de por vida y otros tantos con dolencias y traumas crónicos.
En este día de hoy, toda la corporación municipal del ayuntamiento de Iznájar, en nombre de los vecinos y vecinas a quienes representa, quiere rendir homenaje a todos y a cada uno de esos 192 fallecidos y a todos y a cada uno de los 2084 heridos, cuyos nombres y apellidos nos recuerdan cómo la barbarie del odio cercenó el futuro de tantos hombres, mujeres, niños y niñas (y hasta de un bebé fallecido a las 48 horas de nacer, dos meses después del atentado, como consecuencia de las heridas de su madre, o de esa persona que murió en 2014, tras 10 años en coma). La peor masacre sin precedentes en nuestro país dejó una doloroso rastro de heridos y fallecidos, mayoritariamente españoles, si bien procedentes de 17 países diferentes.
Para todos ellos y ellas van estas palabras.
Con este reconocimiento que recuerda con dolor y consternación aquel fatídico 11M, expresamos nuestro respeto a todas y a cada una de esos seres que la malevolencia terrorista arrebató, a tantas vidas que no se pudieron vivir, a tantos proyectos que quedaron fatídicamente inconclusos.
Pero también rendimos un homenaje a la sociedad española, acostumbrada a mostrar la mayor fortaleza frente a la crueldad y a la ferocidad terrorista, a esa innumerable cantidad de personas anónimas que de manera altruista y desinteresada colaboraron frente a la tragedia: donantes de sangre, personal sanitario, bomberos, fuerzas de seguridad del Estado, forenses, psicólogos, hoteleros que cedieron habitaciones, restauradores que entregaban comida, taxistas que se convirtieron en ambulancias improvisadas, vecinos, colaboradores sin nombre, personas que colocaban altares espontáneos de velas y flores y llenaban de manos blancas las estaciones o los hospitales de campaña para consolar a las familias ante tanto padecimiento…
En este día de hoy, en Iznájar ofrecemos, en fin, un doble memorial ante la Matanza de Atocha: el memorial del dolor que sacudió a todos los españoles y españolas y el memorial de la solidaridad de sus ciudadanos y ciudadanas.
Deseamos que nunca ningún pueblo ni ningún país deba sufrir las amenazas de quienes atentan contra el derecho a la vida y usan las armas y la violencia como forma de resolver los conflictos. Hoy nos solidarizamos también con las personas que sufren en otros conflictos cercanos y pedimos la paz en Palestina, que acumula miles de muertos desde el 7 de octubre; paz en Ucrania que acaba de cumplir dos años de la invasión rusa; pero también pedimos la paz en otros conflictos armados a gran escala como en Burkina Faso, Somalia, Sudán, Yemen, Myanmar, Nigeria o Siria.
Pedir la paz y la resolución pacífica de los conflictos también exige pedir que las instituciones y la clase política y en particular evite por todos los medios emplear mensajes que inciten al odio y políticas y discursos que inciten a la violencia y a la fractura entre los españoles; exigimos el cese del uso del terrorismo de manera espuria como arma arrojadiza.
Mientras que en otros actos terroristas sufridos en países como Estados Unidos, Reino Unido o Francia sirvieron para para unir a la sociedad en torno a sus instituciones y que esta se aliara en torno a sus banderas, en España, desde aquel atentado vivimos la máxima tensión social y política y asistimos, perplejos, al uso político de la banda terrorista ETA, que tantos golpes traumáticos asestó a nuestro país para arremeter contra el rival político y a la utilización infame de las víctimas de la organización para obtener réditos electorales,
Alcemos nuestra voz por la paz y por la memoria de las víctimas del atendado yihadista del vigésimo aniversario del atentado del 11 de marzo en Madrid.
Manifestemos nuestra más categórica repulsa por cualquier forma ilegítima e inhumana de atentar contra la vida o la dignidad de los seres humanos.