El pasado 1 de agosto, unas 20 personas mayores de la Residencia de la Tercera Edad de Iznájar, gestionada por Gestión Profesional, acudieron a una jornada de actividades acuáticas en la Piscina Municipal.
- Cuando la musculatura se distiende y las articulaciones se relajan y descomprimen, se alivia el dolor y la inflamación.
- Baja la frecuencia cardiaca y se reduce el esfuerzo exigido al corazón.
- La posición adoptada puede facilitar la circulación sanguínea.
- Favorece el movimiento articular.
- Permite trabajar más tiempo a intensidad baja, y mejora la resistencia aeróbica, al mismo tiempo que tonifica los músculos.
- El riesgo de lesiones es mínimo: la tensión sobre las articulaciones es escasa.
- Nada al menos dos veces por semana y, como mínimo, 30 minutos cada vez.
- Hazlo en grupo o acompañado; se disfruta más y cuentas con ayuda si la necesitas.
- Comienza de forma progresiva y a una intensidad suave para evitar la fatiga prematura.
- Utiliza zapatillas para los accesos y las duchas para prevenir las caídas. Si el suelo de la piscina es molesto ponte calcetines especiales para el agua.
- Evita los cambios de temperatura. Acude a piscinas cubiertas climatizadas.
- Cúbrete al salir del agua, toma una ducha y después, ya seco, aplícate una crema hidratante sobre la piel, dándote un masaje por todo el cuerpo.
- Combina la natación con paseos en tierra en horas de menor intensidad solar.
- El aprendizaje a edades avanzadas puede ser muy laborioso y en estos casos es mejor comenzar con los llamados «ejercicios de agua».
- Sencillos movimientos de piernas y brazos parados o en desplazamiento, similares a los que realizamos en tierra en la gimnasia de mantenimiento.
- Andar de todas las maneras posibles; correr con el tronco muy recto; saltar poco.
- Prueba los materiales auxiliares (manguitos, cinturones, rulos o pelotas), sirven de sujeción y para no cansarte. Consulta con los instructores la mejor manera y el mejor momento para usarlos.