Este municipio de Córdoba cambia las tradicionales calabazas de estas fechas por melones que transforman en farolillos para ahuyentar los malos espíritus
El pequeño municipio de Iznájar (Córdoba) cambia las típicas calabazas de estas fechas por melones para celebrar un particular Halloween, el Festival de los Farolillos de Melón. Durante la Semana de Todos los Santos, los niños, acompañados de sus padres, transforman esta fruta en farolillos que iluminan por dentro con velas para recorrer todo el pueblo por la noche y así ahuyentar a los malos espíritus. Una tradición típica de la zona de Andalucía que cayó en desuso y que los iznajeños reivindican para que no caiga en el olvido.
Los etnólogos de la zona cuentan que, con la llegada del frío, los melones más pequeños y menos maduros –que se conocían como “zocatos”- se reservaban para transformarlos en farolillos que los niños utilizaban en estas fechas en las que anochecía mucho más temprano cuando querían iluminar sus paseos y sus juegos. Posteriormente, surgió este ritual que se ha estandarizado en la Festividad de Todos los Santos.
Así, cuando se acercaban estos días tan espirituales, de almas errantes y ánimas vivientes, los farolillos de melón se colocaban en los quicios de las ventanas, colgados en las rejas, en los dinteles de las puertas e, incluso, al lado de alguna hornacina de un santo. Con un objetivo muy claro, no dejar que entrasen ni se aproximasen a los hogares aquellos espíritus que vagaban libres durante la noche de los muertos.
En la actualidad, padres e hijos trabajan estos días para participar en el Festival de los Farolillos que se celebra en Iznájar el próximo 29 de octubre y que es el principio de un divertido fin de semana de los muertos vivientes. Con una navaja o un cuchillo se corta uno de los lados del melón y, desde ahí, se va vaciando al mismo tiempo que creamos puertas, ojos o elementos decorativos de nuestra propia cosecha. Eso sí, imprescindible que en el interior se coloque una vela o mariposa de aceite para que ilumine todo y tampoco puede faltar la cuerda que permita colgarlo.
Los niños iznajeños se reúnen en el Mercado de Abastos donde toman fuerzas con una chocolatada benéfica a favor de la Junta Local de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Posteriormente, cuando cae la noche, toda la familia con sus farolillos de melón recorre las calles principales del pueblo asustando a los malos espíritus para que estos no entren en ninguno de los hogares.